- 20/10/2021
- By admin
- Sin categoría
Necesitamos formación, S.O.S.
La llamada de socorro a los fabricantes la lanzó Josu Gómez en el reciente Encuentro de ADIME: “S.O.S. necesitamos formación”. Josu es vicepresidente segundo de Aúna Distribución, el grupo de distribución más grande del sector de material eléctrico y de climatización, y consejero delegado de Aelvasa. Sabe de lo que habla e insistió mucho en su demanda.
El escenario de oportunidades abierto en la actual coyuntura para el sector de material eléctrico es inmenso. Lo dejó claro el profesor del IESE, Javier Díaz-Jiménez, que participó junto a Josu Gómez y, Estela Gallego, actualmente Vocal Asesora en la Subdirección General de Digitalización y Entornos Colaborativos del Ministerio de Industria, en la Mesa Redonda que debatió sobre el futuro del sector: “Todo el viento sopla a favor: La descarbonización, la movilidad eléctrica, la eficiencia energética”.
En un entorno de volatilidad como el que vivimos, casi el único gran consenso mundial se concita sobre el cambio climático y sus consecuencias planetarias. Y todas las acciones a tomar para revertirlo o paliarlo en lo posible tienen que ver con la electrificación. Resumiendo, que hay mucho trabajo que realizar y durante muchos años. Y hay dinero abundante -los fondos Next Generation- para financiarlo.
Josu Gómez, a la derecha de la foto, demandó en repetidas ocasiones el apoyo de los fabricantes a la distribución para formar a los profesionales del sector.
Se necesita formación, ya
El problema es que falta personal y, sobre todo, personal cualificado para acometer los proyectos más avanzados y complejos. En cuanto a la escasez de personal, hemos hablado en repetidas ocasiones en el área de Material Eléctrico de C de Comunicación. En forma de noticias, artículos y blogs. Advirtiendo del peligro que supone la edad media tan alta de los instaladores y la escasez de aprendices, lo que pone en peligro el necesario relevo generacional.
Además, y en eso incidió el vicepresidente de Auna, falta formación. No solo entre los instaladores, sino también entre el personal de la distribución, que debe ser el asesor y el prescriptor de aquel. Y, no menos importante, entre los clientes finales, que no tienen la información suficiente para entender las bondades de las nuevas tecnologías y la eficiencia energética y el ahorro que suponen.
La responsabilidad compete a toda la cadena de valor, pero la pelota está en el tejado de los fabricantes. Son ellos los que tienen toda la información y todos los datos; los que deben aportar soluciones nuevas a complejidades nuevas. De ellos debe partir la iniciativa de formar a la distribución y a los instaladores y de colaborar con ambos en la concienciación del cliente final.
El papel de las organizaciones de distribución y de las asociaciones de instaladores se me antoja capital. También las acciones de lobby, que deberían emprender lo más pronto posible ante las administraciones públicas, para potenciar la formación profesional dual y para actualizar el equipamiento y los planes de estudios. Para adaptarlos a un mercado con más componentes tecnológicos que demanda soluciones más sofisticadas y complejas.